Cada cual camina por su vereda, respira su aire, se ahoga en
su propia sudestada, duerme junto a sus fantasmas. Todos tenemos algún diablo
interno por matar, y algún ángel a quien prenderle velas.
Quebramos lazos, nos
convertimos en sombra, buscamos luz también.
Rebotamos en cuatro paredes. Retrocedemos, volvemos a
avanzar, volvemos a retroceder.
Recordamos cuando no debiéramos, creemos en lo imposible,
incluso hasta en lo utópico.
Volvemos a nosotros, pero en partes. No siempre los trozos
que quedan vuelven a unirse, o al menos les lleva un buen tiempo volver a
encontrarse.
Quedamos junto a ecos que rebotan en sueños, cada vez que
uno cierra los ojos y cuando se sueña despierto también. Ese momento en que el
soñar también puede volverse tormenta.
Los fantasmas se volvieron sólo un par de buenos momentos,
la intimidad se volvió el rechazo a volver a abrir ciertas puertas.
Secamos lágrimas con fotos, escribimos sólo por desahogo,
por malestar interno. Por rechazo al camino. Por despecho al pasado. Por dudas
y por desconfianza al resto.
Por molestia con el tiempo, con las comparaciones, con lo
que se diga sin certeza de causa.
Somos historias, somos fracasos, somos errores, nada cercano
a la perfección, ni tampoco cercanos a merecernos odios.
Uno es vida, es alma, es cuerpo y también es su corazón…
TINI
(*...Cada día iré sintiendo menos y recordando más...* - J.C )