martes, 19 de enero de 2016

Mi idea del caos


Se trata de no perder los colores. De ser sombra sin olvidar los destellos.
Hemos deseado ser luz e incluso nos lo han deseado también. 
No se olvidan las muecas facilmente, pero tampoco se olvidan los ruegos.
Se puede ser sombra aún sin olvidar la luz. 
Nos volvemos parte de los recuerdos y de los fantasmas. Lo que anhelaba irse termina por amarrarse a uno cual soga que aprieta el  cuello. 
Te quedas sin aire, te volves caos, intimidación propia. 
El tiempo que no te mata te hace más fuerte, pero también te agota.
Te aprietan las horas y más aún los fracasos. Somos fracasos también.
Sabemos todas las reglas necesarias para terminar mal con un intento. Cada paso que damos, cada mensaje que se envia, cada oído prestado y empujón se nos vuelve en contra.
Somos esa pared antigua que de a poco se desmorona. Perdemos el revoque en cada avance que damos. Somos la intensidad que nos define y también la que nos cancela.
No es casualidad mi interés por los vuelos. Somos alas queriendo despegar y también la frustración de un aterrizaje forzoso.
Somos cielo e infierno.  Somos quiebre y paciencia. Somos espera.
Esos momentos que te definen y marcan a sangre. El vuelco de un auto en una esquina.
El silencioso sonido de tu celular. Las ausencias marcadas en intentos.
Somos las ganas de más, lo que podemos y hasta donde podemos.
Cada vez más duros y también más pendientes de uno.
Ese momento maravilloso de caos, en el que tu cielo baja a la tierra y te cambia el equilibrio del mundo.

                                                                                                           TINI



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