sábado, 26 de marzo de 2016

Soltar, saltar, soñar...


Camina. Camina solo hasta que sangren las plantas de tus pies después de tanta batalla. Que sientas que hasta las soledades te explotaron y ya no quieren verte. Que sirvas de camino, de experiencia, de transformación. Que te usen, que te hagan posar, que sirvas para romper reglas, que aprendas algo de todo eso. Que ya no permitas que nadie te maltrate con la bandera de su pasado, vuélvete candado y nicotina. Cierra. Que un adiós no es igual que un hasta luego y que los puntos suspensivos sólo son la mentira que nos inventamos para seguir intentando una vez más sobre la misma derrota.
Te detendrás en la misma flor el tiempo que creas necesario, el que tu cabeza quiera, sin importar que te digan que abandones, que no hay frutos, que se acabó esa temporada y es preciso avanzar de estación... Te quedarás lo que quieras y luego tal vez, cuando de verdad sientas que ese néctar ya no te hace bien, ahí sí emprenderás camino y empezaras de nuevo a volar.
Que te has detenido por mucho tiempo, que las lágrimas se te volvieron un río, que ni un golpe sobre la esquina de una calle ha de haberte hecho reaccionar. Que volviste blanco y negro días que en otro momento hubieran sido a color. Que hagas lo que siempre has querido sin pretender conformar a nadie.
Que quien te quiera, te quiera feliz, que no es necesario ser un bicho triste ni maltratar al tiempo para hacerse más fuerte, que la fuerza se hace del camino y que el camino se hace de cuanto andes, cuanto te golpees y cuanto te levantes. 
Que vuelvas, que vuelvas. Que siempre has sido motor y empuje, que siempre has tenido fantasmas y aún así no te ha importado. Pero empieza a observar bien, porque el mejor modo de volver a mirar, a partir de ahora será descubriendo realmente que lo que sume será lo genuino, lo que no pida más de vos de lo que seas realmente, que quien se calce tu mochila bajo la lluvia sólo lo haga para que te sea menos pesada y quien permita mostrarte que bajo esa nube de tormentas que cae sobre el mar, ha de haber arena blanca, que el sol esta ahí, algo pálido e impaciente, algo temeroso pero con ganas de soltar calor. Que el frío sólo debe aparecer en invierno, que las flores en primavera se ven mucho mejor, que sepan que venimos corriendo, que hace años rebotamos cual pelota en un estadio, que hemos viajado y que nos hemos ido lejos, que aprendimos. Que somos parte de lo que queremos y otra parte de lo que nos hace mal. Que a partir de ahora avanzamos, actuamos, decimos sólo bajo nuestro sentir. Que nunca seremos más frío que el que ya pasamos, que abrigados salimos a tiritar en la calle aún cuando todos se escondan. 
Que no queremos más adioses, ni tampoco más buenos días impávidos. Que si eres sombra no molestará, pero no quieras volver sombra lo que nunca quiso ser de ese modo. Que si vas a disparar tienes que hacerlo a matar, que si dejas aire no te enojes de que respiren a tu lado. Que si seguimos es por ganas, es por malestar y es por querer. Que queremos, que no somos algo para sólo tocar y tirar. Que hay mucho de lo que no conociste por simple egoísmo, que es posible ver más allá de lo que ya tuvimos, que hay mucho por aprender y mucho más por sentir. Que si rompes ciertas redes que ahora encadenan, seguramente te lleves lo mejor de lo peor que hemos venido arrastrando. Y de lo mucho que aprendimos también...Que sepas, que necesidad no es igual a elección y que a partir de ahora sólo acataremos las miradas de quien en verdad elija quedarse a tu lado.


                                                                                                                         TINI


(*El nombre del texto se desprende de una tríada, la triple S: "soltar, saltar, soñar", que es la base del camino de una amistad que camina a nuestro lado, y que nos permitió volverla prosa, cambiando simplemente el órden de la misma...*)

No hay comentarios:

Publicar un comentario